Arrhenius: la calculadora de Repsol para medir la huella de carbono de sus lubricantes
En un contexto donde la lucha contra el cambio climático y la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero se han convertido en prioridades globales, Repsol ha dado un paso significativo con el desarrollo de Arrhenius, una innovadora calculadora de huella de carbono de los lubricantes.
Esta herramienta, cuyo nombre rinde homenaje al científico sueco Svante Arrhenius, pionero en el estudio del efecto invernadero, permite cuantificar el impacto ambiental de los lubricantes fabricados en la planta de Puertollano, basándose en un detallado Análisis de Ciclo de Vida (ACV).
El proyecto, iniciado en 2020 y liderado por Martí Cortada García, Product Design Sr. Scientist en Repsol, ha supuesto un esfuerzo multidisciplinar que ha involucrado a diversos departamentos de la compañía. Así, si bien el desarrollo ha sido coordinado desde Asistencia Técnica y Desarrollo, se ha contado con los equipos de Sostenibilidad Corporativa, Comercial, Operaciones, Compras, TechLab, Poliolefinas y Seguridad y Medio Ambiente, además de la planta de Puertollano. También se ha contado con actores externos, como las consultoras ReMa y LRQA, para culminar el proceso.
El resultado es una potente herramienta que no solo permite calcular la huella de carbono, sino que también identifica los puntos clave donde enfocar los esfuerzos de descarbonización, constituyendo un primer paso fundamental en el camino hacia la sostenibilidad.
En la siguiente entrevista, Martí Cortada García Para ofrece una visión más detallada sobre Arrhenius, explicando en profundidad su funcionamiento, los retos afrontados durante su desarrollo y la importancia de esta iniciativa en la estrategia de descarbonización de Repsol.
¿Cómo surge el proyecto de la calculadora Arrhenius?
El proyecto surge en 2020, debido a la necesidad de transformar nuestros negocios y procesos para adaptarnos a los compromisos ambientales que demanda la sociedad. En un principio, el alcance estaba acotado al cálculo de la huella de carbono de unos pocos productos, pero ya en 2021 se vio que se podía sistematizar el método de cálculo para extenderlo al portafolio entero.
¿Por qué ese nombre?
Por el famoso científico sueco: Svante Arrhenius, quien, ya 1896, escribió un extenso artículo sobre el potencial impacto de la concentración de CO2 en la atmósfera sobre el calentamiento global, siendo de los primeros en interpretar el efecto invernadero de este gas.
Dado que esta herramienta de cálculo tiene como objetivo cuantificar la huella de CO2 de los productos lubricantes, me pareció que era un buen tributo a uno de los científicos más importantes de todos los tiempos.
¿Cómo funciona Arrhenius?
Arrhenius es, fundamentalmente, una herramienta de cálculo que permite cuantificar el impacto ambiental en kg equivalentes de CO2 de nuestros productos lubricantes fabricados en la planta de Puertollano.
El punto de partida de Arrhenius es el Análisis de Ciclo de Vida (ACV) de un grupo de aceites lubricantes concretos (la gama Master) y la norma ISO 14067. Estos dos pilares ayudan a determinar todos aquellos procesos y elementos que tienen un impacto, tanto directo como indirecto, en la fabricación, comercialización e, incluso, el fin de vida de un producto cualquiera y permiten su cuantificación mediante factores de emisión.
Cada etapa contiene varios elementos que hay que cuantificar, como es el caso de la huella de carbono de las materias primas, lo que a su vez incluye sus envases y el transporte a la fábrica de lubricantes. Una vez cuantificados cada uno de los elementos anteriores, se puede proceder al cálculo de la huella de carbono de cualquier producto. Lógicamente, cuanto mayor sea la calidad de los datos de entrada, más fiables serán los resultados obtenidos.
¿Cuál ha sido tu papel en este proyecto?
Este ha sido un proyecto multidisciplinar que ha incluido a mucha gente de Repsol, desde compañeros del área de Sostenibilidad, como de Producción, de Asistencia Técnica y de Tecnología.
También hemos contado con el apoyo de expertos externos a Repsol. La consultora ReMa nos ha ayudado a asegurarnos de la correcta interpretación de la norma ISO 14067 y a elaborar un ACV lo más detallado posible. Además, hemos contado con la verificadora externa LRQA para certificar todo el proceso, la calidad de los datos y la veracidad de los resultados obtenidos.
Mi papel en este proceso ha sido liderar el proyecto, desde Tecnología, así como desarrollar la herramienta de cálculo que permite generalizar esta metodología y acelerar el escalado desde unos pocos productos del catálogo de Repsol Lubricantes hasta varios centenares.
¿Cuál ha sido el principal reto para el desarrollo?
Creo que ha habido varios retos dignos de mención, pero me quedo con dos. El primero y quizás menos evidente es la necesidad de coordinación con los distintos proveedores de materias primas. Sin su colaboración y su buena voluntad para trabajar en proyectos similares, no hubiésemos conseguido nunca datos de calidad para obtener resultados finales.
Otro reto enorme que nos encontramos fue la falta de especificidad en la norma ISO 14067. Esto podría ser una ventaja, pero a la hora de obtener resultados coherentes para la industria, todos los actores, incluido los competidores, debemos de ponernos de acuerdo en la forma de interpretar la normativa. En esta línea, tanto API (el Instituto Americano del Petróleo) como ATIEL (la Asociación Técnica Industrial Europea de Lubricantes) junto con UEIL (la Unión de la Industria Europea de Lubricantes), desarrollaron sus metodologías para el cálculo de huella de carbono, basadas en la ISO 14067 y guiando en cómo interpretar puntos más conflictivos.
Estas metodologías se publicaron a lo largo de 2023(API TR 1533 y “Methodology for Product carbon Footprint Calculations for Lubricants and other Specialties” de ATIEL y UEIL). Recordemos que empezamos el proyecto en 2020, y tuvimos nuestro método implementado en 2021. En 2022 ya habíamos conseguido desarrollar Arrhenius y extender el cálculo a varios cientos de productos.
¿Por qué es importante este proyecto?
La importancia de este proyecto es evidentemente mayúscula, porque es el primer paso en el camino de la descarbonización. Para poder reducir las emisiones de carbono, primero debes de conocer tu punto de partida y ser capaz de identificar los puntos de dolor, y, por lo tanto, de mejora. En otras palabras, se debe de cuantificar cada etapa del ciclo de vida de un producto para saber dónde hacer los esfuerzos y dedicar recursos para reducir la huella de carbono de forma efectiva.
A modo de ejemplo, muestro un posible desglose de la huella de carbono de un lubricante modelo:
Partiendo de esta información, resulta evidente dónde hay que poner los esfuerzos para descarbonizar nuestro portafolio. De más a menos relevancia:
Toda esta información valiosísima hubiese sido imposible de extraer sin este proyecto.
¿Desde cuándo está utilizando Repsol esta calculadora? ¿Para qué tareas?
Repsol está utilizando esta herramienta de manera informal desde la finalización de su desarrollo en 2022. En 2023, se verificó esta herramienta mediante una verificadora externa y reconocida mundialmente como LRQA, por lo que los datos obtenidos con Arrhenius gozan de una robustez demostrada y auditada. Desde ese momento, está disponible para que cualquier cliente que considere la huella de carbono como un parámetro importante a la hora de decidir qué producto adquirir. Solo tienen que solicitarlo a su representante comercial.
¿Cuáles son los planes de futuro para Arrhenius?
Los planes de futuro para Arrhenius están claros: integrar la calculadora con otras herramientas digitales en Repsol y extenderla a otros centros productivos de la compañía.