Descubre la tribología en los lubricantes: así es la ciencia que alarga la vida de tu motor

Descubre la tribología en los lubricantes: así es la ciencia que alarga la vida de tu motor
25 febrero 2025

Desde nuestros ancestros frotando piedras para obtener fuego hasta los sofisticados motores que impulsan nuestros vehículos, la fricción ha sido una constante en la historia de la humanidad. La necesidad de comprender y controlar este fenómeno es lo que explica el origen de la tribología, que es la ciencia que estudia la fricción en todo tipo de superficies.  

En el ámbito de los lubricantes, la tribología trata de minimizar la fricción en el motor de un vehículo o máquina. De esta forma, se reduce enormemente el desgaste de todos los elementos mecánicos, prolongando su vida útil y mejorando su rendimiento y eficiencia.  

Los primeros pasos de la tribología se remontan a la prehistoria, cuando la fricción se utilizaba para obtener fuego o crear herramientas. Sin embargo, fue durante el Renacimiento cuando se empezó a buscar la manera de reducir la fricción para facilitar el movimiento. Después, la Revolución industrial marcaría un punto de inflexión, con el desarrollo de máquinas cada vez más complejas que requerían una lubricación eficiente.  

Más tarde, tras la II Guerra Mundial, la tribología adquirió una relevancia aún mayor, ya que las exigencias de los motores aumentaban, al tener que soportar mayores cargas, velocidades y temperaturas. Eso hizo que la fricción y el desgaste se convirtieran en un problema crítico para todo tipo de vehículos y maquinaria. 

Hoy en día, este campo de estudio se enfrenta a desafíos aún mayores y que son cruciales para la industria automotriz, como la reducción del consumo de combustible y, en consecuencia, la minimización de las emisiones contaminantes. En este sentido, cabe recordar que más del 20% de la energía mundial se emplea en vencer la fricción, una cifra que pone de manifiesto la importancia de la investigación en este ámbito.  

Sin ir más lejos, en un motor de combustión interna, la fricción es responsable de una parte significativa de estas pérdidas energéticas. De esta forma, la tribología permite la innovación y el desarrollo en la formulación de lubricantes para minimizar estas pérdidas y optimizar el rendimiento, ajustando la viscosidad del aceite, utilizando bases de alta calidad o añadiendo aditivos

Las superficies de los componentes mecánicos, con sus diferentes rugosidades, texturas y recubrimientos, son otro factor clave en la lubricación, ya que la reducción de su desgaste es contribuye a la longevidad del motor. De hecho, hace apenas dos décadas, los acabados superficiales de los motores eran menos precisos, lo que implicaba unos rodajes más prolongados en tiempo y kilómetros. Desde entonces, la tecnología ha permitido mejorar este aspecto, pero la interacción entre las superficies y el lubricante sigue siendo un aspecto crucial.  

En Repsol, la búsqueda de la lubricación de alta calidad se basa en rigurosos ensayos que replican las condiciones reales de operación de los motores. En ellos, utilizamos tribómetros como el MTM (Mini Traction Machine), el MPR (Micro-Pitting Rig) y el HFRR (High Frequency Reciprocating Rig) para simular diferentes tipos de contacto y condiciones de funcionamiento. Estos ensayos nos permiten evaluar el rendimiento de diferentes bases lubricantes, aditivos y modificadores de fricción, optimizando la formulación de nuestros productos. 

La tribología, en definitiva, es el impulso silencioso que posibilita la innovación en lubricantes. Gracias a la investigación en este campo, en Repsol podemos desarrollar lubricantes que no solo protegen el motor, sino que también contribuyen a su eficiencia.